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Personaje

Las tierras que marcaron la huella de Sichel

Las tierras que marcaron la huella de Sichel

Fuimos a Concón a buscar ese pasado del que siempre habla el ahora presidenciable de la centroderecha. Estuvimos en la casa que junto a su familia se tomaron para poder vivir en ese balneario de la Quinta Región y en la “vulca” de Fleming, en Las Condes, donde los acogieron siendo él un adolescente.

Por: Pablo Portales | Publicado: Domingo 25 de julio de 2021 a las 04:00
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En Concón está el origen. El pasado viernes 18 de junio en la Plaza Patricio Lynch, la actual carta presidencial de Chile Vamos, Sebastián Sichel, presentaba oficialmente su campaña. ¿El lugar? Un parque en el que suelen jugar los niños que salen del Colegio Parroquial Santa María Goretti, establecimiento en el que el candidato estudió durante su infancia. A unas pocas cuadras de ahí, en Calle Vergara 267, creció el expresidente de BancoEstado, rodeado de su mamá, su padrastro, su hermana y de las distintas familias hippies que se tomaron aquella casa.

Tiempo antes, y como ha dicho en varias entrevistas, en su franja y como lo relata en el libro que narra su biografía, la familia de Sichel deambuló vendiendo aros y otro tipo de joyas por diferentes partes de Sudamérica, especialmente en Brasil, y también se asentaron en una carpa, en Bahía Pelícanos, Horcón. Eran los devenires de los entonces Iglesias-Ramírez, antes de tomarse la casa en Concón donde se asentaron por algunos años.

Vergara 267

El candidato ha contado que su casa de joven quedaba en Vergara 270. Sin embargo, luego de más de 30 años, esa numeración ya no corresponde. Los actuales propietarios cuentan que actualmente la casa es la 267. Dicen que pertenecía a unos chilenos que se fueron a España producto de la dictadura militar. Es en ese momento cuando Ana María Ramírez y Saúl Iglesias, el padrastro de Sichel, se la tomaron. “Cuando llegamos aquí nosotros arreglamos la casa, porque estaba todo vacío. Además, en el patio estaba lleno de árboles. No estaba como está ahora, que tenemos cuidado el jardín”, relatan en el hogar.

Desde un acogedor living, los moradores actuales muestran su propiedad. Ahí mismo se encuentra una pequeña chimenea, la misma en la que el presidenciable acostumbró a prepararse la comida cuando era niño. “Ahí es donde se cocinaban, porque no tenían cocina. Bueno, en realidad no había luz, no había gas, no había nada. Nada de nada”, cuenta la dueña de casa.

Ella misma conoció al exministro de Desarrollo Social cuando era un niño que deambulaba por las calles de Concón. Atendía un pequeño negocio del que Sichel era un cliente frecuente: “Sebastián venía siempre a comprarme dulces, o sea, se los fiaba en verdad. Siempre preguntaba si se podía fiar y la señora me los pagaba después. Era bueno para los dulces y para comer heladito”.

Desde el balcón de la casa, donde muestran una imponente vista al mar de la que aseguran se ven en perfectas condiciones los fuegos artificiales de Playa Amarilla en Concón, los actuales dueños de casa comentan: “Cuando empezó la campaña de Sichel, nosotros colocamos un letrero de él. Lo tenemos escondido allá atrás porque no se puede mostrar ahora. Vamos con Sichel de todas maneras. Desde que estamos aquí él ha venido dos o tres veces. Cuando fue presidente del BancoEstado pasó una vez. Nosotros sabíamos la historia, pero nunca creíamos que era esta su casa, porque como nombra el 270 a lo mejor podía ser otra. Solo él podía reconocerla”.

“Un conconino más”

Pedro Leiva (53) es dueño de un minimarket ubicado en la misma calle Vergara y fue amigo de Sebastián Sichel durante su infancia. “Lo conocí como cliente, porque nosotros teníamos el negocio allá abajo en el sector de Calle Nueva con Vergara. Ahí lo conocí, a él y a su gente. Siempre fueron buenas personas. Era bien correcto, a pesar de sus necesidades”.

“Siempre fue inteligente este chiquillo, como se lo ve ahora. Si es inteligente, para qué estamos con cosas. Tiene sus dones. A pesar de su precariedad en Concón, salió adelante. Yo por eso lo felicito. Por cómo salió y hasta dónde ha llegado y puede llegar más adelante”.

Su inteligencia le permitió tener un muy buen rendimiento en el Colegio Parroquial Santa María Goretti. En ese lugar también conoció a hermanas de la iglesia, que según cuenta Sichel, fueron profesoras que lo ayudaron mucho en su momento. “Siempre fue esforzado, estudioso. Sabía a lo que iba y trataba de ser el mejor. Hasta donde yo lo conocí fue un tipo que trató de velar siempre por la familia, por la madre y su hermana”, cuenta Leiva.

“En ese colegio había que ser bien ordenado y había que tener una mente bien inteligente para estar ahí. Si no, los echaban. Eran bien jodidos en el María Goretti. Había que ser aplicadito y Sebastián lo era”, dice Leiva entre risas. Ubicado en la Calle 8, número 485, el recinto marcó enormemente la infancia del candidato. No por nada la presentación oficial de su campaña se realizó en la Plaza Patricio Lynch, ubicada a pocos metros del lugar.

Aquel 18 de junio, Sebastián Sichel mostraba parte de sus credenciales como precandidato presidencial por la lista de Chile Vamos. Quizás influenciado por su propia realidad y la del sector, declaró lo siguiente: “Cientos de chilenos siguen mirando a la política como una mala farándula que lo que hace es pelear todo el día. Nuestro verdadero compromiso es demostrar que se pueden hacer tres cosas fundamentales: tener una buena política, pensar en el futuro y tener como protagonistas a las personas”.

Esta cercanía con la gente es la que destaca reiterativamente Pedro Leiva: “Lo último que supe de él fue que me mandó saludos hace un tiempo atrás, preguntando si todavía existía el Leiva. Y, bueno, el Leiva todavía existe a pesar de los treinta y tantos años que han pasado. Me alegra que todavía siga recordando y que cuando viene a Concón pregunte por mí”.  

El dueño del reconocido minimarket de la zona también reflexiona en torno a las dificultades que atravesó Sichel: “A pesar de haber estado en esa casa, sin poder tener los medios, sin tener agua ni luz, logró ser una persona feliz. Desde que lo conocí que era un joven que no andaba descontento por la vida a pesar de todas sus necesidades y creo que así debe ser la gente. No tiene por qué un joven desalentarse. Es mejor siempre mirar hacia arriba como él lo hizo”.

“Ninguna persona tan influyente había venido a Concón a hacer su campaña. Así que espero que salga y que venga de nuevo a celebrar para acá”, cuenta Leiva y agrega: “Yo lo siento un conconino más y muchos lo sienten así. Y ojo, no es fácil ser un conconino. Yo lo soy, pero si veo que una persona que lleva viviendo un par de años en Concón me dice que es conconina, yo le digo que no. Hay que ganárselo. Nosotros sabemos quiénes somos. Con tres preguntas uno puede saber altiro si eres conconino o no. Son preguntas que son tan fáciles de responder que, si de verdad lo eres, vas a saber. Y esas preguntas Sebastián las respondería. Porque la comuna es parte de su infancia, él conoce acá. O sea, está al tanto de los clubes de fútbol de Concón. Sabe dónde está la calle Maroto, dónde está la calle Vergara, dónde estaba el lugar para ir a arrendar caballos antiguamente. Él lo sabe, porque conoce Concón al revés y al derecho. Por eso yo lo siento un conconino más”, remata.  

La “vulca” de Fleming

Si hay una persona que conoce bien a Sebastián Sichel, ese es Dagoberto Suazo, el “Dago”, como lo llaman en el barrio. Es dueño de una vulcanización ubicada en la esquina de Alejandro Fleming con Santa Zita, en Las Condes. Sus destinos se cruzaron a principios de los años ‘90 y desde entonces mantienen una cercana relación:

“Llegó un día sábado a las 3 de la tarde a mi casa. Yo estaba en el patio almorzando, teníamos tallarines recuerdo. En un momento aparece una señora con dos niños: una niñita de unos 5 años y Sebastián, que tenía unos 10. La señora me sorprende y dice: “buenos días, familia, vengo a almorzar”. Yo dije “esta señora me está bromeando”, pero no. Estábamos aquí mismo, en la vulca, y le dije: “bueno, a la suerte de la olla”. Entonces tomó asiento y entró no más. Recuerdo que venían con apetito los niños. Pasó una media hora y ella me dijo que andaba buscando una piececita. Yo le dije que tenía una casita, una que tengo acá atrás, a lo que ella respondió: “de aquí no me saca nadie”. Yo no entendía cómo iba a vivir aquí. Esta pieza no tenía ni agua, tenía un baño precario y las condiciones no eran las adecuadas”.

Así cuenta el “Dago” su primer acercamiento con Sebastián. Hoy, 30 años más tarde, ese tímido niño que llegó una tarde a su vulcanización se convirtió en el ganador de las primarias presidenciales de Chile Vamos y se apronta a enfrentar la lucha por ser presidente. “Estuvo viviendo como de sexto básico a cuarto medio aquí con nosotros, hasta antes de entrar a la universidad. Era piolita. Ahora se explayó más. Bueno, por algo fue a la universidad y estudió leyes”, cuenta.  

Como durante su etapa viviendo en Concón, Sebastián siempre mantuvo su esencia de hombre estudioso y sacrificado. Así fue mediante su estadía en el Liceo Alexander Fleming. “Él estudiaba, se encerraba y no salía. Eran muy raras las veces que salía a jugar a la pelota o que venía un amigo. Solamente estudiaba, estudiaba y estudiaba en una piececita. Yo le decía: “Sebastián, tú vas a ser una gran persona”, porque yo veía sus inquietudes, sus ganas de estudiar, de aprender todo. Le decía que cuando sea grande iba a tener hartas mujeres, plata, autos, que iba a tener casa, hijos y que iba a viajar al extranjero”.

Dagoberto tan equivocado no estaba. El en ese entonces joven Sebastián Iglesias se terminó ganando la beca Padre Hurtado, con la que pudo estudiar Derecho en la Universidad Católica, sin costo alguno. De ahí en más, comenzó su meteórico ascenso en el mundo de la política: a mediados de los 2000 se incorporó a la Democracia Cristiana, fue parte del primer gobierno de Michelle Bachelet, vivió dos fracasos eleccionarios y terminó alejándose de la DC en 2013. Ahí formó parte del grupo fundador del partido Ciudadanos, del cual se distanció para declarar públicamente su apoyo al gobierno de Sebastián Piñera en 2017. Durante dicho mandato fue vicepresidente ejecutivo de la Corfo, ministro de Desarrollo Social y Familia y posteriormente presidente del BancoEstado hasta diciembre de 2020, momento en el que decide lanzar su carrera presidencial. Hoy, siete meses más tarde, su situación es impensada para muchos: logró imponerse en las primarias presidenciales por Chile Vamos y será el candidato de la coalición para las elecciones del próximo 21 de noviembre. 

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Pensó ser sacerdote y filósofo. Terminó estudiando Ingeniería comercial. Fue director de Forus -entre otras varias compañías-, presidente del comité ejecutivo de Clapes UC, líder de la CPC entre 2018 y 2020 y director de la fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS).

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